Levanta tu mirada

Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Colosences 3: 2

Poner "la mira" es "hacia donde enfocamos nuestra vida" Hay dos caminos: 1. Las cosas de arriba. 2. Las cosas de la tierra. Las "cosas de arriba" tienen que ver con Dios, pero "las cosas de la tierra" tienen que ver con "este mundo sin Dios". Las personas por su naturaleza pecaminosa y apartada de Dios, solo lo busca en casos de necesidad o en situaciones extremas. Así somos las personas, queremos vivir toda la vida despreocupados de Dios y de las cosas de arriba. Solo tenemos “la mira” puesta en las cosas de la tierra. Pero en la Biblia Dios nos dice que los bienes materiales y los deseos mundanos son solo "cosas pasajeras". Pero, las cosas de arriba donde está Dios son eternas. ¿Sabías que el destino de tu alma depende de cual de los dos caminos eliges.? ¿Haz pensado y creido que “si existe Dios” y que él se preocupa por el destino de tu alma”? Al levantar nuestra mirada al cielo nos encontraremos con la principal de las "cosas de arriba": LA CRUZ DE CRISTO. Dice la Biblia que Cristo "fue levantado de la tierra" es decir puesto en una cruz, por encima de esta tierra.

Estimado amigo/a:

Te invito a creer en la obra de salvación que efectuó Jesucristo en la cruz a favor tuyo. Levanta tu mirada, y mira su rostro ensangrentado, y sus manos y pies clavados. Pero aún, más arriba, podrás ver un Cristo resucitado, que venció a la muerte, y está vivo hoy! Un día serás juzgado por Dios. Muchos serán condenados al infierno y se lamentarán preguntando -"¿porqué, porque no pude ir al cielo?".



¿Porque has de ser salvo, si nunca levantaste tu mirada y aceptaste”AL SALVADOR"?



Una justa respuesta sería: ¿ Porqué haz de ir al cielo, si pasaste toda tu vida pecando y mirando las cosas de la tierra.?

Tienes que mirar arriba, y encontrar por fe, la salvación que hoy te ofrece Dios por medio de Jesucristo.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigenito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. San Juan 3: 16


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